A veces, en nuestro trabajo, llegan proyectos que resultan especiales.
En este caso, se trataba de cambiar las antiguas contraventanas de un palacete de Vilassar de Mar, por unas nuevas mallorquinas que, pese a estar fabricadas con materiales modernos, sin mantenimiento, era necesario que respetaran la estructura decorativa y constructiva acorde con la antigüedad del inmueble.
En las imágenes se puede apreciar cómo eran antes, de madera marrón, y cómo han quedado ahora. El resultado final habla por sí solo.